martes, 13 de mayo de 2014

40° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires


“El valor de los juegos tradicionales en la escuela del siglo XXI”


El día jueves 8 de mayo asistí a una conferencia a cargo de Marisa Díaz y Fabrizio Origlio, que se llevó a cabo en la Feria del Libro.Marisa Díaz es docente, formadora de formadores, tallerista de arte, juego, cuerpo, murga, coordinación y dinámicas de grupo.Fabrizio Origlio, autor y director. Egresado del conservatorio Nacional de Música, es además licenciado en Ciencias de la Educación (UBA)


Comenzaron la conferencia partiendo del interrogante: ¿Tiene lugar el juego en la escuela?


Luego pasaron a explicar que los juegos tradicionales, son juegos que tienen normas, que ya están inventados, y garantizan algo del orden, del placer y la diversión. “Son algo que te invita a jugar”.


Origlio afirma que en la actualidad han ocurrido tres pérdidas:-La primera es que los niños de las ciudades han perdido lugares de juego debido a una mal construida seguridad social. Hoy en día los niños no pueden salir a jugar en las calles o en las plazas sin estar inseguros.-La segunda pérdida a la que se refiere, es a la falta de tiempo que tienen las familias para jugar con los niños debido a la necesidad de salir a trabajar.-Y por último, menciona que se ha ido perdiendo el traslado de juegos de generación en generación.


Entonces, por el contexto social, por la situación económica, y por la familia, el juego en el siglo XXI se ve disminuido. Pero ¿Quién garantiza el derecho que tiene el niño a jugar? Ese lugar hoy lo da la escuela. Los maestros son enseñantes, portadores de cultura, y garantes de derecho. Es necesario que el niño encuentre en el maestro esa invitación a jugar.


Díaz y Origlio explican que estos juegos normativos son contenedores, “son como una cajita de tres o cuatro normas que dicen esto se puede, y esto no se puede hacer”, “son contenedores para un niño que encuentra tanta descontención”.


Continúan dando el ejemplo de la escondida, que consta de una persona que se dé vuelta y cuente hasta un número pactado, mientras que el resto de las personas debe ocultarse dentro de un radio acordado. Luego el que se escondió busca a sus compañeros de juego, al primero que descubre pasa a ser el que cuenta.Si alguno de los jugadores no cumple las reglas, no se puede jugar porque el juego desaparece. “Sólo jugamos juntos si cada uno hace lo que se comprometió a hacer”. Aquí se vislumbra el valor de la cooperación, donde cada uno pone su granito de arena para que todos puedan jugar. Por ende, además de lo dicho anteriormente, el juego es un contenedor de valores.


Es necesario realizar itinerarios didácticos en donde los juegos tengan algo en común, para que los niños tengan pistas y puedan, de alguna manera, anticiparse a lo que va a venir. Para esto, Origlio dice que debemos categorizarlos, y así será más fácil planificar los itinerarios.Algunas categorías que menciona son: juegos con agua; juegos de persecución, juegos de recorrido; juegos con palabras; juegos con sogas; juegos con bolitas; rondas; juegos con palmas, y juegos para empezar a jugar.


Para finalizar, afirman que todos estos juegos están en nosotros, sólo hay que desenjaularlos, rescatarlos, sacarlos y volver a jugarlos.


Cuando uno enseña a través del juego, enseña valores, enseña cultura, motricidad, genera disfrute, entre muchas otras cosas. Entonces ¿Por qué no darle al juego el lugar que se merece dentro de la escuela?


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